Tras el lanzamiento de la campaña, Macaya afirmó sentir vergüenza “de las injusticias sociales que tenemos que corregir en Chile, pero también de los que se enorgullece de lo mucho que hemos avanzado en estos 30 años, y más que refundar Chile o demoler la casa necesitamos reconciliar al país y resolver sus urgencias sociales y construir el segundo y el tercer piso de la casa”.
“Creo que la Constitución se puede cambiar y sin duda se requieren cambios constitucionales, pero las formas, el contenido y el momento , importan. Más que por una nueva, nosotros hemos definido votar por una buena Constitución”, agregó el parlamentario gremialista.
En ese contexto, Macaya sostuvo que la actual carta Magna “tiene principios que yo quiero defender: libertad, equilibrio de poderes, derechos individuales sólidos, anteriores al Estado, libertad de enseñanza y reconocimiento al derecho preferente de los padres a educar a sus hijos por sobre el Estado. Y también elementos claves como el recurso de protección, independencia del Poder Judicial, control de constitucionalidad por el Tribunal Constitucional y facultades fiscalizadoras de la Cámara de Diputados, por mencionar algunos”.
“Sin embargo”, agregó el diputado, “hoy se le asocian a la nueva Constitución beneficios y promesas que no tienen nada que ver con lo que una Carta Magna puede otorgar. Combatir las desigualdades, terminar los abusos, mejorar las pensiones, no hay nada de esa agenda social que requiera una nueva Constitución”.
Sin ir más lejos, Macaya recordó que “desde el retorno de la democracia, se ha modificado casi toda la Constitución, excepto los cinco artículos del Banco Central. En estos 30 años, la centro-izquierda gobernó en 24 de ellos con mayoría en el Congreso y se realizaron 214 modificaciones, con el apoyo de todos los sectores, decir que no se ha hecho nada en 30 años, es una falacia”.
A juicio de Macaya, la discusión de los últimos meses “ha sido carente de contenidos, sólo se ha hablado de cuotas, cupos protegidos, tipos de elección, fondos de campañas. Por eso, el rechazo a una nueva Constitución debemos considerarla como una oportunidad para poner sobre la mesa los principios que no sólo queremos defender, sino que también deben ser los pilares de nuestra sociedad”.